Om Sai Ram!
DÍA 6
“La riqueza más deseable es la gracia de Dios. Él los protegerá al igual que los párpados protegen al ojo, no lo duden. La fe en la providencia es como el mismo aliento de la vida”.
Sathya Sai Baba, 13/12/1964.-
Del Libro “Fuera de Ti no hay refugio”, Smt. V ijayakumari pág. 187.-
“El rasgo de Swami era que no discriminaba entre reyes y mendigos. Los trataba a todos por igual. Un día, la princesa de Mysore fue sola al jardín para cortar flores de tummi. Era una joven frágil, de tez rosada y delicada. Cuando regresó al Mandir, la picó una abeja. Su mejilla se puso muy roja y se hinchó visiblemente. Swami pidió algo de miel y refregó la zona con ella. Al poco tiempo, la hinchazón desapareció. Éste es el medicamento adecuado para la picadura de una abeja. Aunque la princesa vivía en un opulento palacio, con todas las comodidades modernas y era atendida por muchos sirvientes, mientras estaba aquí dormía en el suelo junto con las demás devotas. Veneraba a Swami y consideraba Su presencia como el más valioso de los tesoros. Una vez, mientras ella paseaba por el jardín, Swami se le acercó con una sonrisa y le dijo: “El Maharajá de Mysore acaba de sufrir un accidente. Lo salvé hace unos momentos y regresé acá. Sabes que es costumbre del Maharajá ir con su mujer al templo Chamundewari, cada viernes. Cuando conducía por una curva muy cerrada en lo alto del cerro, el coche chocó contra una roca y resbaló cerro abajo. El Maharajá gritó Mi nombre: “Baba” y, mientras caían, no soltó el talismán que Yo le había dado. Aunque cayó desde una gran altura, no se veía ni un solo moretón en su cuerpo.
Después de unos momentos, ¡abrió los ojos y se quedó estupefacto al ver que el talismán que apretaba en su mano se había hecho polvo! Hizo de inmediato un juramento: dijo que hasta que no se postrara a Mis pies, su amado Dios que le dio el don de la vida, no bebería ni una gota de agua. En estos mismos momentos está enviando a un mensajero, para informarme de la noticia y llevarme a Mysore”. Los actos de Swami son muy extraños. Tal como lo había dicho, llegó un mensajero con la noticia. También llegó el automóvil del Maharajá para llevarse a Swami. Todos los hechos, exactamente como los describió Swami, fueron relatados en una carta que envió el Maharajá. No faltaba ni un solo detalle. ¿Qué hay en el mundo qué el Omnisciente Swami no conozca? ¿Dónde está la necesidad de sentir temor cuando quien cuida de uno es el Dios que ha venido en forma humana para salvar de los peligros a los devotos?”
A Sus Divinos Pies de Loto
Área de Devoción, Consejo Central OSSSBA