“Se dice “Dios es Verdad”, pero para realizar esta Verdad hemos de trascender los ámbitos tamásico y rajásico. La meditación constituye el medio para lograr esta trascendencia.”–
Sathya Sai Baba Lluvias de verano Tomo 6 cap. 16 1979
Le será posible al hombre ver a Dios que es más pequeño que incluso la más infinitesimal partícula de un átomo o percibir a la Divinidad trascendental que envuelve a todo el Cosmos y se extiende incluso más allá de él. La respuesta no puede sino ser negativa, puesto que si el hombre es incapaz de ver hasta el aire que le rodea, carece de medios como para percibir a la Divinidad que es incluso más sutil. Tampoco puede estimar la infinitud del Omnipresente Brahman que trasciende el vasto espacio cósmico, con sus miríadas de estrellas, cada una de las cuales es más grande que el Sol y que se encuentran a enormes distancias unas de otras.
Para enseñarle al hombre las verdades relacionadas con estos dos aspectos de la Divinidad que se sitúan más allá del alcance de comprensión de su intelecto normal, Dios aparece en la Tierra como un Avatar. Durante el Avatar de Krishna y utilizando a Arjuna como representante del género humano, Krishna enseñó estas verdades por medio del Bhagavad Gita. “Más allá del Universo dijo Krishna hay una oscuridad total, y más allá de esta oscuridad existe la Verdad”. Esta oscuridad radica en los ámbitos rajásicos y tamásicos. Más allá de la oscuridad se extiende el dominio del guna sátvico o dominio de la Luz y la Verdad.
Se dice “Dios es Verdad”, pero para realizar esta Verdad hemos de trascender los ámbitos tamásico y rajásico. La meditación constituye el medio para lograr esta trascendencia.
Para la meditación, Krishna establece dos preceptos importantes: una dieta moderada y una conducta regulada en la vida. La dieta moderada no denota una abstinencia completa de alimento, ya que esto conduciría a la debilidad física y a la fatiga mental. La experiencia del Buda ilustra muy bien este punto. Mientras se sometía a penitencias, Buda había renunciado por varios días a la comida. Esto desembocó en la disipación de sus energías físicas y mentales. Considerando que un cuerpo y una mente sanos representan requisitos esenciales para una penitencia efectiva, se dirigió a una aldea cercana y comió algo de requesón para calmar su hambre; desde aquel día continuó comiendo cada día una pequeña cantidad de alimentos. Gracias a esto, pudo meditar con gran facilidad y realizar la Verdad.
De modo que el alimento en medida adecuada y del tipo apropiado es algo necesario si un individuo quiere meditar con eficacia. Comer excesivamente habrá de evitarse, ya que produce somnolencia. Lo correcto debería ser dividir el estómago en cuatro partes idénticas, llenar dos de ellas con alimento sólido, una con alimento líquido y dejar vacía la cuarta. Llenar por completo el estómago con alimento sólido fomenta el “tamo guna” que representa definitivamente un impedimento para la meditación.
La falta de sueño también va en detrimento de la meditación. Ella fomenta el “rajo guna” y le llena a uno con pensamientos y emociones malsanos.
El alimento que consume el hombre hoy en día es esencialmente rajásico y tamásico. Esta es la razón por la cual se da la crueldad y la inquietud en las mentes humanas. También está menguada su salud física. En nuestros días un muchacho de dieciséis años puede ya haber pasado por todas las experiencias que hubiera vivido un hombre de sesenta de antes. Esta es la deplorable condición de nuestra juventud. ¿Cómo podrían en estas condiciones experimentar la dicha de la meditación?
Por ende, es imperativo para todos que procedan a una introspección y descubran cuánto de su tiempo se gasta en la loca carrera tras esmeros placeres materiales y cuánto de él se dedica a pensar en Dios. El hombre hedonista de los días actuales no puede disponer de tiempo para la contemplación de la Divinidad. Imagina que las puertas del cielo se abrirán para él si puede pensar de vez en cuando en Dios. En cambio, todo el mundo parece preocuparse plenamente con el pensamiento en los hijos, los amigos, los parientes, el dinero y las posesiones materiales. De este modo el hombre se niega a sí mismo la dicha de la experiencia espiritual, dedicado como está en la persecución de los transitorios placeres del mundo. Por eso, el hombre deberá desviar su visión desde el mundo de las alegrías temporales hacia la dicha del Alma dentro de sí.
Sathya Sai Baba Lluvias de verano Tomo 6 cap. 16 1979
La Meditación en la Luz en Unidad Nacional es el 2° domingo de cada mes.
https://www.sathyasai.org.ar/objetivos-del-area-de-devocion/meditacion-en-la-luz/
Sugerimos tener como guía estas palabras de Swami (Discurso del 21 de noviembre de 1979) que, en Su infinita Bondad, nos van mostrando el camino paso a paso, conduciéndonos a la meditación para convertirnos en Encarnaciones de Amor, Paz y Felicidad.
Sus Divinos Pies de Loto
Área de Devoción, Consejo Central OSSSBA