Om Sai Ram!
DÍA 4
“No es fácil para nadie reconocer la verdad acerca de la Divinidad. Sus lilas (juegos milagrosos) están más allá del alcance de la mente y la palabra”.
Sathya Sai Baba, 15/09/1988.-
Del Libro “Sai Baba Invitación a la Gloria” , Howard Murphet cap. 3 pag. 51.
“La historia primero me llegó a través de un joven norteamericano que estaba parado en Bangalore. “Podría haber algún error en esto” – pensó el escéptico en mí – debo tratar de confirmar los hechos”.
La oportunidad llegó poco tiempo después, cuando me encontré parado junto al cuerpo voluminoso del señor R. Ramanathan Chettiar en la gran antesala de Swami en Brindavan, Whitefield. El señor Chettiar, el personaje central de esta historia, pertenece a una familia de acaudalados joyeros, bien conocidos en el sur de la India. Habiendo sido un devoto de Sai Baba desde aproximadamente 1946, él ha visto muchas cosas sorprendentes y ha desarrollado una profunda veneración por el Avatar a quién ha conocido personalmente por tanto tiempo. Su respeto y su admiración son tales, que muy pocas veces está dispuesto a hablar sin el permiso expresó de Swami, acerca de los milagros de Sai que él ha experimentado. Pero se dio cuenta de que había sido un poco indiscreto cuando yo calladamente le pregunté si podía ver el anillo Milagroso que Swami había producido para él, y que si era verdad que la piedra giraba constantemente, impulsada por alguna fuerza desconocida por el hombre. “¿Quién le habló sobre eso?”, preguntó bastante alarmado. “Lo oí de un norteamericano en el hotel de Bangalore.”
Aparentemente, al darse cuenta de que su secreto se había escapado y que estaba ahora llegando al dominio público, decidió ponerme al tanto de los hechos y dejar que viera por mí mismo el objeto.
En cierta ocasión, hacía 12 años, Swami le había dicho: “como eres un joyero, debo darte algo que tú no puedas fabricar por ti mismo”, con lo cual, moviendo su mano en círculos, Baba produjo un anillo y se lo puso en un dedo. Chettiar, lo ha usado desde entonces.
“La apariencia del anillo es la misma de varios otros anillos que he visto salir del “taller” de Sai. El rasgo central es un bello retrato de los hombros y la cabeza de Swami sobre un disco circular de esmalte blanco, rodeado por un círculo de pequeñas piedras chispeantes. Todo el conjunto está colocado sobre una base de oro sencilla, montada sobre una banda de oro de un espesor regular. Un atractivo anillo simple, en el que usted no sospecha que hay magia. Sin embargo, el disco redondo, como de un centímetro de diámetro, gira en el sentido de las manecillas del reloj dentro del círculo de piedras, dando una vuelta completa cada 24 horas”, dijo el señor Chettiar. Esto había estado sucediendo, sin fallar, durante los 12 años de existencia del anillo.
“Y ¿qué sucede si se quita el anillo?, le pregunté. “No afecta en nada. Algunas veces me lo quito en las noches. El centro sigue girando igual”.
El señor Chettiar se quitó el anillo de su dedo para que yo pudiera examinarlo más de cerca. Mire abajo del disco de esmalte y el círculo de piedras chispeantes. Ahí no había ninguna otra cosa que una simple base de oro montada sobre una banda también de oro. No había ningún espacio para un mecanismo, aunque el hombre hubiera inventado un mecanismo de movimiento perpetuo, lo que, a pesar de siglos de esfuerzo, no ha podido hacer. Traté de girar con mi dedo el disco de esmalte, pero no se movió. Para mí era difícil dudar de esta buena persona, que parecía tan sensata y honesta, y pensar que pudiera inventar una historia tan fantástica; ¿qué posible motivo podría tener para hacerlo? Sin embargo, sentí que debía comprobar por mí mismo si la pieza central del anillo realmente giraba.
Como si hubiera leído mis pensamientos, el señor Chettiar dijo: “Vea usted hacia dónde señala ahora la cabeza de Swami”. Observé que si el círculo hubiera sido el cuadrante de un reloj, la cabeza estaba señalando aproximadamente hacia las dos. “Bueno” –continuó- “Mírelo otra vez esta tarde, cuando vengamos para el darshan”.
Nos encontramos nuevamente en el cuarto unas seis horas más tarde, y le pedí que me enseñara el anillo. La cabeza de Swami ahora estaba hacia abajo, señalando la posición de las 5. Había girado un cuarto de círculo en las 6 horas, lo que indicaba que daría una vuelta completa en 24 horas, lo mismo que la tierra da una vuelta sobre su eje. Como el señor Chettiar y yo estábamos alojados en las cabañas dentro de los terrenos de Brindavan, no tuve ninguna dificultad en verlo varias veces al día cuando íbamos y veníamos de la residencia de Baba. Cada vez que lo veía, insistía en pedirle permiso para examinar nuevamente el anillo. De esta manera, al notar la posición de la cabeza del retrato, yo podía establecer, más allá de toda duda, que el disco de esmalte daba una vuelta completa cada 24 horas.
Unos pocos meses después de que el Señor Chettiar gentilmente me había contado la historia del anillo giratorio, nuevamente me encontré con él.
Después de saludarlo, le pregunté si el maravilloso anillo seguía girando al ritmo del movimiento de la tierra sobre su eje. “No”-contestó- “Un día, poco después de habérselo contado a usted, Swami dijo: “Ese anillo ha estado girando por suficiente tiempo”, lo tomó en sus manos, sopló sobre él, y me lo devolvió. Desde entonces no ha girado.” “¿Dio alguna razón para detener la rotación?”, le pregunté yo. “No, sólo que ya había girado lo suficiente”, fue su respuesta”.
Sus Divinos Pies de Loto
Área de Devoción, Consejo Central OSSSBA