Om Sai Ram!
DÍA 7
“El amor de Dios es la única Verdad. Nunca cambiará. Adoren esa Verdad inmutable. Busquen refugio en esa Verdad. Ese es el único Sadhana real para alcanzar la liberación.”.
Sathya Sai Baba, 19/02/2004.-
Del Libro “Buscando a la Divinidad” , Dr. John S. Hislop pág. 205 y 137.
“Algunos de los que han estado en Puttaparthi habrán observado que el sillón de Swami está sobre una gran piel de tigre. La historia de esta piel comienza cuando Swami era todavía un muchachito, casi un niño, y las colinas que circundaban el pueblo estaban pobladas de tigres y de otros animales salvajes.
El inglés había venido a cazar tigres y en lo alto de las colinas mató a uno de gran tamaño, lo puso en la parte trasera de su automóvil y comenzó a cruzar el río Chitravati, en su viaje de regreso a Bangalore. A mitad del río, el auto se paró. El río no es muy profundo, en realidad, no es nada profundo; pero el motor se paró y no fue posible que arrancara de nuevo. El conductor se bajó y examinó el auto, más no pudo encontrar la causa. Los lugareños, viendo su dificultad, se acercaron y le dijeron:” En nuestra aldea hay un muchacho que puede sacarlo de este apremio”. El inglés dijo: “Bien, tráiganlo”. Los aldeanos se fueron y trajeron a Swami.
Swami miró al inglés, miró al tigre y le dijo: “Le disparaste a este tigre, una hembra. Tenía 4 cachorros que ahora están extraviados y huérfanos allá arriba en las montañas donde mataste al tigre. Si regresas a donde encontraste al tigre, tomas los cachorros y los ubicas a salvo en un zoológico, eso estará bien”. El inglés dijo: “Muy bien, eso haré”. Entonces Swami, con Su mano golpeó el radiador y el auto arrancó. El inglés, en agradecimiento, le regaló a Swami la piel del tigre. Ésta es la historia de la piel de tigre sobre la que está el sillón de Swami.”
“Swami, con mucha frecuencia, solía ir a Madrás. Allí vivía una familia en cuya casa generalmente Él se alojaba.
Cierta vez, fue a Madrás y llegó inesperadamente a la casa donde se hospedaba. Ahora bien, si el Avatar llega de visita a tu casa, estoy seguro que querrías tener algo para agasajarlo: algunas flores o una bandeja con comida o darle de alguna manera la bienvenida a Ese gran hombre. También ese era el caso de esta anfitriona.
Swami llegó y llamó a la puerta. La dueña de casa atendió, lo vio a Swami parado allí y exclamó: “Oh, Swami, Swami, estoy tan feliz de verte. Pero Swami, no me dijiste que venías, y no tengo nada con qué darte la bienvenida. Ni flores, ni frutas. No tengo nada.” La pobre señora estaba desolada. Entonces Swami le dijo: “No te preocupes, no te preocupes”. Luego, se dio vuelta e hizo señas al auto.
Del auto salieron dos ángeles con alas, llevando una gran bandeja de plata, cargada de frutas y flores, y de todo cuanto la señora hubiera necesitado para recibir a Swami. Los ángeles trajeron la bandeja hasta la casa y se la entregaron a la dueña de casa. Entonces, Swami se volvió hacia los ángeles y les indicó con señas que regresarán al auto. Ellos se volvieron flotando, plegaron sus alas, entraron en el auto y desaparecieron.
Más adelante, según pasaron los años, Swami adquirió otro vehículo. Tenía un ómnibus y en él solía hacer excursiones con los estudiantes. Una vez los llevó a Madrás.
Primero, fue a la casa donde habría de hospedarse. Los estudiantes se quedarían en otro lugar. Cuando la dueña de casa salió a la puerta y vio el ómnibus colmado de estudiantes, se volvió al interior y sacó la bandeja de plata. Todavía estaba allí y les contó a los estudiantes la historia de los ángeles como acabo de narrarla.”
A Sus Divinos Pies de Loto
Área de Devoción, Consejo Central OSSSBA