Sin fe en Dios, no se puede experimentar bienaventuranza Aunque uno no tenga ningún conocimiento de Vedanta, si es bendecido con el amor de Dios, podrá superar todas las dificultades de la vida. Sri Sathya Sai Baba 25-12-1984.-
Hoy celebramos el nacimiento de Cristo. Se dice que cuando Jesús nació en un pesebre, tres reyes fueron conducidos por una estrella al lugar de nacimiento de Jesús. De hecho, ellos no eran reyes sino tres pastores. Uno de ellos, al ver al niño Jesús observó: “Este niño amará a Dios”. El segundo pastor dijo: “No, Dios lo amará”. El tercero dijo: “Verdaderamente, él es Dios mismo”.
La unidad con Dios
El verdadero significado de estas tres declaraciones es: “Amar a Dios es ser Su Mensajero”. Ser amado por Dios es ser un hijo de Dios. El estado final es ser uno con Dios. Como dijo Jesús: “Yo y mi Padre somos uno”. Así, todas las personas son mensajeras de Dios. Esto significa que deben divinizarse. ¿Cuándo pueden los hombres llamarse “Hijos de Dios”? Reconozcan las acciones puras realizadas por Dios, desinteresadamente para el bien de todos. No hay ni un ápice de interés personal en Él. Todo lo que Él hace, dice o piensa es para el bien de los demás. Por otro lado, todo lo que los hombres hacen, dicen o piensan nace del egoísmo. Los hombres se han vuelto títeres en manos del egoísmo. Los hombres podrán describirse a sí mismos como “Hijos de Dios” sólo cuando estén libres de egoísmo y se vuelvan divinos. Para llamarse “Hijos de Dios”, tienen que manifestar las cualidades del Padre. Sri Sathya Sai Baba 25/12/94.-
A partir de hoy, como “mensajeros de Dios”, deben demostrar al mundo la pureza, la verdad y el amor que lo Divino simboliza. Cuando lleven una vida de pureza y moralidad, tendrán derecho a llamarse “Hijos de Dios”. Dios es la personificación del Amor y no deben hacer nada que sea contrario al amor que Dios representa. Deben desarrollar aquellas buenas cualidades que pueden hacerlos merecedores “Hijos de Dios”.
En la Biblia se relata que Jesús lavó los pies de Sus discípulos. Cuando le preguntaron por qué lo estaba haciendo, Jesús respondió: “Yo estoy lavando vuestros pies como su sirviente, para que puedan aprender a servir al mundo”. Cada ser humano es, para comenzar, un mensajero de Dios. Cuando él cumple con sus deberes como mensajero, tiene conciencia de que él es un hijo de Dios y entonces alcanza la unidad con lo Divino.
El amor de Dios es ilimitado y universal, al contrario del amor humano, que es estrecho y egoísta. El amor de Swami está “más allá de la razón”. Es ilimitado e incambiable. Yo estoy promoviendo el amor por doquier a través de Mi amor. Aquellos de ustedes que han sido nutridos por este amor no deben privarse de su beneficio. No busco nada. No impongo penalidades a nadie. En tal caso, si comprenden la verdadera naturaleza del amor de Swami y utilizan ese amor para transformarse en personificaciones del amor, estarán dándole un ejemplo al mundo. Sri Sathya Sai Baba 25/12/94.-
Jesús le oró a Dios pidiéndole tres cosas Jesús vivió en Nazaret hasta los treinta años. Después de la muerte de José, le pidió permiso a su madre para dedicarse a su misión Divina. Recibió el bautismo de Juan el Bautista, y pasó cuarenta días en penitencia en un bosque. Durante la penitencia, le oró a Dios pidiéndole tres cosas: una, que lo bendijera con la cualidad de amar a todos por igual; dos, que le diera la fuerza y la tolerancia necesarias para sufrir pacientemente cualquier oprobio o persecución a que alguien pudiera someterlo; tres, que le permitiera poner el cuerpo que le había dado completamente a Su servicio.
Después de cuarenta días, Jesús salió de su penitencia con fe en que sus plegarias habían sido escuchadas. Encontró en Galilea a los pescadores que serían sus primeros discípulos. Les dijo que había venido a establecer el reino del amor sobre la Tierra y que ellos lo ayudarían en su misión. Les habló acerca de lo precioso que era el nacimiento humano y los instó a buscar el Reino de Dios dentro de ellos.
A modo de ilustración, Cristo les relató la siguiente parábola: en un río el agua fluye con rapidez. Sin embargo, hasta los peces más pequeños pueden nadar en ella y moverse alegremente. En el mismo río, un enorme elefante que queda atrapado en los rápidos, probablemente sea arrastrado o se ahogue a pesar de su enorme tamaño. Cualquiera sea la velocidad de la corriente, los pequeños peces pueden nadar libremente en el río y disfrutar. Sin embargo, un elefante no puede sobrevivir en él. Y la razón es ésta: lo que se necesita para sobrevivir en un río no es un cuerpo voluminoso, sino la habilidad de nadar. Del mismo modo, el hombre, que se encuentra atrapado en el océano de la existencia mundana (Samsara), no necesita tanta metafísica, erudición o desapego, sino la gracia del Amor Divino.
Sin fe en Dios, no se puede experimentar bienaventuranza Aunque uno no tenga ningún conocimiento de Vedanta, si es bendecido con el amor de Dios, podrá superar todas las dificultades de la vida. Sin fe en Dios, la erudición, la riqueza, el buen nombre y la fama no sirven de nada. No se podrá experimentar bienaventuranza. Sri Sathya Sai Baba 25/12/1988.-
COMPARTIMOS CANTOS DEVOCIONALES DE NAVIDAD, SAI BABA Y JESUS
A Sus Divinos Pies de Loto
Área de Devoción, Consejo Central OSSSBA